PROEXPORT BOLIVIA: NACE UNA ESPERANZA
Hace algo más de una semana, el gobierno anunció, a través del Viceministerio de Comercio Exterior e Integración (dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores), la creación de la Agencia de Promoción de Exportaciones, Turismo e Inversión: Proexport Bolivia.
Mi primera reacción fue positiva, considerando que desde la desaparición factual de Promueve Bolivia (como consecuencia de una administración displicente, resultante a su vez de un nacimiento azaroso de esta agencia, ocasionada por intereses mezquinos), Bolivia no tenía una agencia de promoción de las exportaciones, lo cual pasa de ser preocupante hasta rozar lo vergonzoso para un país.
Pensando con algo más de calma al respecto, concluí que antes de dar curso a una alegría desbordante, deberían tomarse en cuenta los siguientes aspectos:
El actual gobierno de transición ya dio muestras claras de haber decidido tomar decisiones más propias de un gobierno electo con un horizonte de cinco años por delante. Esto puede ser del agrado de algunos y no de otros (tema para otra columna), pero en el caso específico que nos ocupa creo que, si bien la decisión es la correcta (sin importar cuál sea el siguiente gobierno, la apertura de este tipo de institución debería ser prioritaria) se debe tener cuidado de que Proexport Bolivia no dure solamente lo que dure este gobierno (posiblemente unos meses más), y para esto necesita crear consenso a nivel congresal, empresarial y gremial acerca de las características de esta agencia, a fin de que no sea cerrada en una nueva gestión gubernamental. Bolivia tiene una curiosa –y triste– tendencia a “empezar de cero” con cada gobierno, y las instituciones encargadas de promover nuestras exportaciones son un claro ejemplo de ello. Cuando empecé a trabajar –hace muchos años–en temas de comercio internacional, el INPEX era la institución encargada de promover nuestras exportaciones. Luego ese rol fue tomado por CEPROBOL, para cambiar posteriormente a Promueve Bolivia (cambiando esta última incluso el ministerio del que dependía), para ahora empezar de nuevo con Proexport Bolivia.
La permanencia de una institución de este tipo es clave para el buen resultado de su gestión, pues no se trata solamente de un nombre, sino del posicionamiento internacional que conlleva el mantener una sigla, y sobre todo la necesaria continuidad de su trabajo, reflejo a su vez de una política comercial respetada por los gobiernos de turno. A esto debe sumarse el dominio en internet, teléfonos, la dirección física de sus oficinas, y por supuesto la correcta elección y la continuidad del personal (que debe ser calificado, desde la Dirección hasta los niveles inferiores).
Otro tema importante es la pertenencia de este tipo de agencias a uno u otro ministerio. El hecho de que el anuncio de su creación haya salido de la Cancillería permite presumir que Proexport Bolivia dependerá de ese ministerio (a diferencia de Promueve Bolivia, que dependía del Viceministerio de Comercio Interno y Exportaciones, parte a su vez del Ministerio de Economía Plural y Desarrollo). Si me dan a elegir, votaría por su pertenencia a Cancillería, aunque estoy convencido de que lo ideal sería tener un Ministerio de Exportaciones, del cual dependa también el área de turismo (cuyo ministerio fue eliminado hace poco en Bolivia). ¿Por qué? Porque como en su momento mencionaba Alfredo Ferrero (ministro de MINCETUR del Perú en la primera década de este siglo, y que llevó a las exportaciones peruanas a un nuevo nivel, merced a la firma de varios acuerdos comerciales), los diplomáticos podrían, en algún momento, hacer concesiones comerciales para conseguir objetivos del área de la diplomacia, pudiendo eso jugar en contra del comercio exterior de un país. ¿Significa eso que los diplomáticos juegan en contra de los intereses nacionales? Para nada, significa solamente que sus prioridades se definen en el ámbito de las relaciones internacionales, y las prioridades comerciales de un país merecen igual importancia. Esta aseveración responde –lo aclaro– a un criterio personal, no a uno académico ni dogmático.
Por último, debe necesariamente mencionarse el presupuesto con que contará la nueva agencia de promoción a las exportaciones. En este importantísimo aspecto, Bolivia está lejos de haberse destacado en el ámbito latinoamericano. Los últimos datos que encontré de la CEPAL datan del año 2013[1], y muestran que nuestro país es el que menor presupuesto destinaba ese año a promocionar sus exportaciones. Y no pretendo compararnos con Brasil (120 millones de dólares) o México (97 millones), pero viendo al Perú (competidor nuestro en varios productos de exportación), notamos que este país asignaba a PROMPERU 29 millones de dólares anuales, mientras que Promueve Bolivia recibió ese año solo 0,2 millones (alguna vez me comentaron que CEPROBOL manejaba ese mismo y escaso presupuesto, lo que parece confirmar que la tendencia política de nuestros gobiernos no influyó para nada en este tema). Se podrá argumentar que nuestra economía es más pequeña, pero resulta que, en términos porcentuales, Bolivia también es el país menos generoso con la promoción de sus exportaciones, pues le asigna solamente el 0,004% del total de sus ventas al extranjero, mientras que Perú destina al mismo fin el 0.113 del total exportado.
Resumiendo: Es una buena noticia que se haya decidido reabrir una agencia de promoción a las exportaciones. Pero para que esta iniciativa sea algo más que una buena intención fallida, su creación debe hacerse bajo criterios consensuados con todos los actores políticos y económicos involucrados, además de garantizar su buen funcionamiento con personal idóneo en todos sus niveles, y asignarle un presupuesto adecuado a las expectativas que se depositen en esta flamante institución.
Hagamos votos para que así sea.
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