jueves, 30 de marzo de 2017

¿PARÁ QUE SIRVEN (Y PARA QUÉ NO) LOS ARANCELES?




Hace algunos días el presidente de EE.UU. declaró que para que los mexicanos paguen por el muro que sueña construir entre ambos países, elevaría los aranceles a las importaciones de su vecino del sur.
Un arancel no es más que el impuesto con que un país grava a las importaciones que sus empresas realizan. Entonces, si en EE.UU. se aplican mayores aranceles a las compras de México, quienes paguen ese arancel serán los importadores estadounidenses, que incrementarán el precio de venta de los productos importados en un porcentaje que les permita compensar el arancel pagado.
Esto abre dos escenarios posibles: Uno, que el mercado acepte ese sobreprecio y quien acabe pagando el arancel sea el consumidor estadounidense. Dos: Que el mercado no acepte el incremento en el precio del bien importado, y que las empresas dejen de comprarlo, o busquen proveedores de otro país. En ningún caso los mexicanos terminan aportando ni un centavo para financiar el tan mentado muro.

Ya en nuestro hemisferio, hace unos meses una alta autoridad estatal boliviana declaró que el alza de los aranceles en el país era parte de la lucha contra el contrabando.
Razonemos: El contrabando es el ingreso de mercadería al país sin declarar la operación ante la Aduana. Este ilícito aduanero se realiza sobre todo para evitar el pago de impuestos a la importación, entre los cuales se encuentra, obviamente, el arancel. Entonces, si se intenta evadir un arancel x; al subir ese arancel en algún porcentaje, quien antes intentaba evitar su pago ¿decidirá ahora pagar un monto mayor? Está claro que no.
En los hechos, y volviendo al caso norteamericano, lo más probable es que un incremento arbitrario y unilateral de los aranceles, origine una reacción similar del país afectado, lo que daría como resultado la disminución del comercio entre ambos países.
Este resultado parecería ser negativo para las dos partes involucradas, pues como dijo en el Foro Económico Mundial de Davos el presidente chino Xi Jinping ante una amenaza de EE.UU. al respecto: Nadie saldrá victorioso de una guerra comercial. No es un detalle menor que quien haya hecho tal afirmación sea el líder del país comunista más poderoso del mundo (parecería que el tema arancelario y comercial no depende de ideología política alguna).
Retomando el caso boliviano, parece lógico que a mayor arancel, mayor sea la tentación de no declarar la operación e internarla de contrabando, lo cual debe ser muy tomado en cuenta en un país como el nuestro en que la lucha contra este delito es particularmente difícil por razones que se podrán explicar en otro momento.
Si los aranceles no son de utilidad en los casos mencionados, entonces, ¿para qué sirven? La teoría del comercio internacional nos dice que los aranceles se establecen o incrementan por dos razones básicas: Protección o recaudación.
Cuando se quiere proteger a un sector industrial nacional, se gravan con altos aranceles a su competencia extranjera, a fin de que su precio de venta final sea más alto, alentando así las compras nacionales. Sin embargo, se corre el riesgo de proteger a una industria no competitiva.
Si se desea aumentar la recaudación, se debe tener cuidado de que el aumento de aranceles no provoque la disminución de las cantidades importadas del bien en cuestión, lo que originaría una menor recaudación.
Además, en ambos casos el contrabando puede surgir como una opción cómoda para evitar el pago de los aranceles altos, lo que ocasionaría además el no cobro del IVA y de otros impuestos que se aplican a ciertos productos, como el ICE y el IEHD.
Si se pudiese sacar una conclusión de estos ejemplos, diríamos que el tema arancelario debe ser tratado con cuidado y considerando todas las posibles consecuencias de su incremento, y no por simple intuición ni buenos (o malos) deseos.

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