Hace
algunas semanas, a raíz del acuerdo que firmó la Unión Europea (UE) con el
MERCOSUR (Mercado Común del Sur), la máxima autoridad de la Cámara Nacional de
Comercio de Bolivia (CNC) dijo que Bolivia debería hacer “lobby diplomático”
para acelerar su ingreso como miembro pleno al MERCOSUR.
Leyendo
con atención las declaraciones mencionadas, el motivo para tal sugerencia es el
de aprovechar el mercado europeo para eliminar la dependencia boliviana de las
exportaciones de materia prima. Pareciera tener sentido, aunque es necesario
hacer un análisis más profundo para que “el remedio no sea pero que la
enfermedad”, como solía decirse.
El
MERCOSUR no es, en los hechos –pese a su nombre– un mercado común. En realidad,
es una Unión Aduanera (y una imperfecta, ya que aún no eliminó totalmente los
aranceles entre sus miembros). El otro bloque importante en Sudamérica –al que Bolivia
pertenece–es la CAN (Comunidad Andina), que también es una Unión Aduanera.
Ahora
bien, ¿qué es una Unión Aduanera? La teoría de la integración económica la
define como un grupo de países que, habiendo superado el nivel de integración
de Zona de Libre Comercio (caracterizada por la eliminación de aranceles entre
los países miembros, aunque los mantiene para terceros países), adoptó un
arancel externo común (AEC), es decir, que todos los países miembros tienen un
arancel único frente a países que no forman parte del bloque.
Al
ser tanto el MERCOSUR como la CAN uniones aduaneras, cada uno tiene un AEC. La
pregunta clave, por tanto, es si Bolivia abandonará el AEC andino para adoptar
el del MERCOSUR, en caso de un eventual ingreso a este bloque. Si así lo
hiciera, los productos bolivianos deberán pagar aranceles para exportar al
mercado andino. Y resulta que ese mercado es el mayor comprador de soya
boliviana (entre varios otros productos). ¿Que se podría vender esa soya al
MERCOSUR?, pues no, ya que a ese grupo pertenecen los mayores productores de
soya de Latinoamérica (Brasil, Argentina y Paraguay). Ese es el motivo por el
que el ingreso de Bolivia al MERCOSUR es un tema del que se habla cada cierto
tiempo (desde el gobierno de Sánchez de Lozada) pero no se toma la decisión de
hacerlo efectivo.
Por
otra parte, el acuerdo UE – MERCOSUR aún debe pulir algunos aspectos para su
funcionamiento pleno. La UE pidió, por ejemplo, que el bloque sudamericano
rebaje su AEC (ese que Bolivia debería adoptar, si siguiese el consejo de la
CNC), es decir, que aún no se conocen los niveles arancelarios que manejará el
bloque, por lo que no parece ser lo más acertado acelerar las negociaciones con
este bloque, que además, por motivos políticos, actualmente no tiene las mejores
relaciones con nuestro gobierno. Prueba de ello es el “deseo” que expresó
Bolsonaro (presidente brasilero que ostenta también la presidencia pro témpore
del bloque) sobre la no participación boliviana en el Foro de Sao Paulo
(defensor del llamado socialismo del S XXI) donde a diferencia de otros años,
el presidente Morales no asistió. No debe olvidarse tampoco que Venezuela (ya
miembro pleno del MERCOSUR) actualmente no puede aprovechar las ventajas de tal
membresía por la aplicación de la cláusula democrática del bloque.
La
importancia de la UE como mercado está fuera de toda discusión. Incluso sin
ningún tipo de acuerdo con el bloque europeo, éste se encuentra entre los
principales proveedores y compradores de Bolivia. Lo que sí debe pensarse bien
es la forma más conveniente para Bolivia de llegar a un acuerdo con Europa.
Una
buena noticia es que el viceministro de Comercio Exterior, Benjamín Blanco,
anunció que Bolivia buscará un acercamiento comercial directo de nuestro país
con la UE. Aunque tome algo más de tiempo, ése parece ser el camino correcto.
podría incluso obtenerse mejores condiciones que el MERCOSUR, dada nuestra
menor capacidad económica (y, por tanto, exportadora) en comparación a la del
bloque sudamericano.
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